domingo, 23 de septiembre de 2012

REPARACIÓN FRENTE AL OLVIDO

Ameskoa recuperó ayer la dignidad perdida en 1936 con el acto de "recuerdo, reconocimiento y reparación moral" que sus cuatro ayuntamientos (Améscoa Baja, Eulate, Aranarache y Larraona) dedicaron a los vecinos del valle que sufrieron la represión desatada a raíz del golpe militar de 1936. En el homenaje de ayer se reconoció no solo a los cinco asesinados, sino a todas aquellas personas que padecieron el terror de aquellos días. Así, se homenajeó "a quienes sufrieron una muerte indigna, de forma premeditada y alevosa, sin el menor atisbo de legalidad y sin oposición alguna por parte de instancias municipales ni eclesiásticas", pero también "a los familiares, represaliados, a quienes fueron multados por sus ideas, desterrados, etc".

Los actos de ayer se iniciaron en el paraje de Urbasa donde se encuentra la sima en la que el 7 de septiembre de 1936 fueron arrojados tres de los vecinos, en concreto Balbino Bados García, Balbino García de Albizu Usarbarrena y Gregorio García Larrambere, a los que se suman en la lista de asesinados Domingo Bados García y Félix Goya Urbieta.

El acto se abrió con la intervención del alcalde de Eulate, Iñaki Ruiz de Larramendi, que, en nombre de los cuatro consistorios, recordó que "sus restos siguen aquí, en la profundidad de una sima, prueba de que además de quitarles la vida, se pretendía también borrar su memoria". El primer edil añadió que "esta es la prueba irrefutable de un asesinato, en el que no hubo juicios, ni para las víctimas ni después para los verdugos".

En memoria de los asesinados, Izaskun Andueza interpretó con el txistu la marcha Gernika de Pablo Solozabal, tras lo que tomó la palabra Diego Urra, alcalde de Améscoa Baja, que recordó, también en representación de los ayuntamientos amescoanos, que "nos debemos devolver la dignidad que les fue arrebatada a las víctimas con estos lamentables hechos. Que no vuelva a repetirse ni el terror infringido ni el silencio vergonzante". Diego Urra recordó que, tras las mociones aprobadas por los consistorios y el acto público de ayer, el siguiente paso será la publicación del relato de estos hechos en el próximo volumen de la colección Conociendo el pasado amescoano.

Uno de los momentos más emotivos fue la ofrenda florar ante la lápida de la sima.DIGNIDAD El coordinador de esta colección, el historiador de Améscoa, Balbino García de Albizu, a su vez nieto de uno de los asesinados, pasó a intervenir después para señalar que "en 1936 y los años posteriores se produjeron en este valle los daños más bárbaros infringidos a personas en toda la historia, daños causados únicamente en base a las ideas de esas personas y no sólo a los asesinados, sino a los que tuvieron que huir, a los desterrados, a los multados, los alistados forzosamente, los aterrorizados". García de Albizu añadió que, a todo ello, se sumó el silencio "por el miedo, el dolor, el horror y, en pocos casos, la mala conciencia". Además, para el historiador "ha habido una ignorancia absoluta porque interesaba mantener esto en silencio". Sobre los verdugos, indicó que "nadie fue juzgado, ni encarcelado, ni mostró arrepentimiento, ni pidió perdón a nadie, ni desde ninguna tribuna se le pidió que lo hiciera".

Para Balbino García de Albizu, los actos que están llevando a cabo los consistorios amescoanos "devuelven la dignidad a las víctimas y también a los ayuntamientos. Esa deuda, esa página en blanco de nuestra historia, solo se puede saldar con un reconocimiento oficial, un acto público y una documentación en la que podamos contar con rigor el dolor y el daño que sufrieron las víctimas". Así, el siguiente paso será la publicación de un artículo en la citada colección. A ello seguiría una posible exhumación, para lo que habría que contar con el visto bueno de las familias. "Nos ceñiremos a la legislación vigente", matizó García de Albizu.

El acto junto a la sima se cerró con una ofrenda floral, que abrió la alcaldesa de Larraona, Flor Gaviria, y la interpretación del Himno de Riego por parte de Carlos Urriza y Pablo Arrastia.

Tras el homenaje en Urbasa, el reconocimiento se trasladó al Ayuntamiento de Eulate, donde el alcalde de Aranarache, Alfonso Ulibarri, cerró las intervenciones de los ediles leyendo la moción aprobada.

A ella se sumó la entrega a los consistorios de la talla de piedra realizada por Javier Olaizola y la escultura de madera de Bittor Axpe, que se colocarán en los ayuntamientos de Eulate y Améscoa Baja en recuerdo de los represaliados.

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